Anteriormente analizamos las causas que podían llevar a un perro a sufrir estrés, y vimos cómo algunas situaciones generan pequeños momentos de estrés que se resuelven sin más. El problema viene cuando al perro no le da tiempo a resolver esas pequeñas crisis y el estrés se convierte en una situación crónica. El estrés tiene un efecto acumulativo y genera problemas de conducta y de salud, por eso hay que tratar de cortar esta situación cuanto antes.
Si detectamos que nuestro perro puede tener estrés, es bueno preguntarse qué tipo de situaciones le han llevado a esto para tratar de evitarlas. Cada caso es un mundo, y si conocemos bien a nuestro perro ya tendremos una idea. En todo caso, os dejamos unos pequeños consejos que os pueden ayudar:
– Dejar de utilizar métodos de entrenamiento demasiado duros.
– Encontrar un equilibrio entre actividad y descanso: ten en cuenta que no todas las razas ni todos los perros (aun siendo de la misma raza) tienen las mismas necesidades.
– Evitar poner al perro en situaciones de hambre, sed o en las que no pueda hacer sus necesidades o se sienta sucio.
– Trata de evitar a tu perro situaciones de frío o de calor intenso.
– Recuerda que el perro es un animal social, dejarle solo durante largos periodos de tiempo puede causarle problemas.
– Cuidado con los niños y los gritos en casa. Los niños son muy impredecibles, y sobre todo si no forman parte de la unidad familiar es posible que le pongan nervioso.
– Cuando se avecinen cambios o situaciones que pueden ser complicadas para el perro, deja que tu perro se tome un tiempo para adaptarse, y trata de ayudarle. Nos referimos por ejemplo a cuando haya un nuevo miembro en la familia o haya una mudanza.
De todas formas, si observas que la situación de estrés se prolonga unas semanas, o que está afectando a la salud de tu perro, lo mejor es que te pongas en contacto con el veterinario. El te ayudará a analizar las causas y te podrá asesorar sobre qué pasos seguir para ayudar a tu perro a salir de esta incómoda situación.