Todos los gatos tienden a beber poca agua, y algunos de ellos beben tan poca que de hecho, aun teniéndola a su alcance, beben menos de la necesaria, y esto les puede causar problemas de salud, incluyendo enfermedades urinarias y renales. Esto, según la opinión de los expertos, se debe a la adaptación de la especie a entornos en los que había poca agua. Pero aunque estén adaptados y de hecho puedan pasar con poca agua, es importante incentivar su consumo para mantener y mejorar su salud.

Si tienes gato es posible que lo hayas visto alguna vez relamiendo un grifo mal cerrado, aun teniendo agua fresca recién servida en su cuenco favorito (nunca de plástico, por cierto, ya que transfiere sabor al agua y hace que la rechacen). Y si alguna vez le has animado a beber de su cuenco, es probable que lo máximo que hayas conseguido son un par de lametadas displicentes. Esto se debe a que la naturaleza le ha enseñado a preferir el agua corriente, que en la naturaleza siempre se encuentra más limpia, al agua estancada, que a menudo está lleno de bacterias y contaminaciones varias.

Por eso una fuente para gato es tan buena idea. De hecho, aunque no es imprescindible, casi podemos decir que es una de las mejores inversiones para la salud de tu gato, sobre todo si es de los que beben poco.

Existen diferentes modelos de fuentes en el mercado, algunos de ellos muy económicos (a partir de unos 22 euros), aunque el coste de mantenimiento en filtros puede llegar a los 90 euros anuales. Podemos encontrar fuentes de diversos materiales: plástico, acero inoxidable, cerámica…

Es importante recordar que las fuentes de uso ornamental no son aptas para gatos, ya que contienen materiales no aptos para albergar agua para consumo.

Otras ideas para garantizar que tu gato esté bien hidratado si tiende a beber poco son humedecer el pienso, y ofrecer al gato diferentes puntos de la casa en los que pueda beber, a poder ser con un cuenco que no sea de plástico o una fuente.

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