¿Has notado que tu peludo bebe más de lo habitual y parece que siempre tiene sed? Cuando un perro o un gato cambia sus hábitos y empieza a beber más de lo que lo hacía anteriormente, hay que observarle y tomar nota de cuánta agua está tomando en realidad para así, poder considerar las posibles causas.
El aumento de la sed (que se llama polidipsia) puede ser debido a múltiples razones. Algunas de las más comunes, y las primeras que habría que descartar son las siguientes:
- Tiempo más cálido, especialmente si se está en una ola de calor
- Aumento de la actividad física, y también mayor nivel de ansiedad o excitación
- Consumo de premios o recompensas saladas
- Cambio de alimentación natural o húmeda (latas) a alimentación seca
- Cambio de alimentación, de una receta baja en sodio a otra con más proporción de sodio
- Consumo de algunos fármacos, por ejemplo diuréticos
Una vez descartadas estas causas, el veterinario puede buscar otras razones médicas, por ejemplo disfunción renal, disfunción hepática o diabetes. Para descartar estos problemas, el veterinario puede realizar un análisis de orina, una prueba no invasiva que no suele ser muy costosa, pero que ofrece muchos datos sobre las posibles causas de un aumento de sed.
A veces no se trata de ningún problema físico, sino de una obsesión del gato o del perro por la bebida, pero en este caso también es necesario evaluar qué ha podido llevarlo a desarrollar este problema psicológico, ya que si no se trata un exceso de ingesta de líquidos puede ser peligrosa para la salud.
Antes de acudir al veterinario es importante poder cuantificar a qué nos estamos refiriendo cuando decimos que nuestro peludo bebe más de lo habitual. Para ello, mide la cantidad de agua que le pongas en su recipiente, y cada vez que añadas mas cantidad y al final del día descuenta la que haya quedado. Ten en cuenta que debes estar atento a que no beba de otros lugares, como charcos de la calle o el inodoro.
La ingesta normal de agua para los perros es de 44 a 66 ml / kg de peso corporal y en gatos se suele indicar que necesitan unos 50 ml / kg pero, en caso de duda, lo mejor siempre es consultar con un veterinario.