A la inmensa mayoría de los gatos no les gusta viajar ni mudarse, y una mudanza sin ellos ya es lo suficientemente estresante, así que la idea es preparar las cosas con antelación para que el cambio sea lo más agradable posible.
Es posible que para cuando llegue el día de la mudanza lleves unos días algo nervioso, con cajas y paquetes de aquí para allá, y en definitiva, que tu gato esté percibiendo que algo extraño está sucediendo, por eso no te extrañes si en los días previos cambia ligeramente sus pautas de comportamiento. Asegúrate de que tenga siempre agua fresca disponible, es posible que coma menos cantidad que la que come habitualmente.
Depende de la situación personal de cada uno puede que seáis solo tu gato y tú quienes os trasladéis, o que sea una unidad familiar. Si es así y hay varias personas implicadas en el traslado, estaría bien que una en concreto (distinta de la responsable del traslado) se responsabilizara de todo lo relacionado con el animal: de su cuidado e higiene, de que no le falte agua fresca ni comida, y por supuesto, de su ración de mimos.
En primer lugar hablaremos del viaje. Si es cortito ya sabes lo que tienes que hacer, porque probablemente ya haya realizado algún trayecto hasta el veterinario, pero si dura más de lo que está acostumbrado, tendrás que tomar medidas adicionales para el viaje.
Vas a necesitar una jaula, preferentemente una de perros de tamaño mediano o grande. ¿Para qué tan grande? Para poder utilizarla no solo como transportín, sino como su refugio. Lo ideal es que lo tengas en casa unos días antes para que la vea, entre y salga, y se acostumbre a ella. Antes de comenzar el viaje métele en la jaula y después recoge sus cosas: cama, cajón de arena, comedero, juguetes, etc.
Puedes trasladar a tu gato en esta jaula, y para que se sienta más a gusto coloca alguna prenda de vestir tuya, sus juguetes, o algo que creas que le puede dar seguridad y confianza. Si el viaje es largo y la jaula es lo suficientemente grande, podrás incluso meter una caja de arena por si necesita usarla (hay cajas desechables de cartón). También es recomendable, si el viaje es largo, que tenga agua disponible. Sabrás que va tranquilo si se duerme durante el viaje. En todo caso, es muy importante señalar que nunca debes sacarle de su jaula durante un viaje en coche. Tienden a meterse bajo tus pies molestando e impidiendo una conducción segura. Por su seguridad y la tuya propia, recuerda no dejarle nunca fuera de la jaula cuando viaje en coche.
Una vez en la nueva casa, nuestra recomendación es que le dejes unos minutos dentro de la jaula. Lógicamente, tu gato querrá salir e investigar en cuanto llegues, pero imaginamos que habrá bultos, cajas, maletas, y es posible que no sea un momento seguro para salir. Además, así puede ir acostumbrándose al nuevo olor y percibir cuál es tu interacción con el nuevo entorno. También puedes aprovechar para situar sus cosas en su nuevo emplazamiento, de forma que cuando el gato salga ya las encuentre situadas.
Antes de que tu gato salga a explorar la nueva casa, comprueba que están cerradas las puertas y ventanas. Aunque en tu anterior residencia tuviera costumbre de hacerlo, no deberías dejarle salir al exterior hasta al menos dos semanas después de haberte instalado. El traslado es una situación muy inquietante para tu gato, y hasta que haya hecho “suya” la nueva casa, no debería salir a explorar.
Recuerda también que si vas a permitir a tu gato salir de casa, debería estar perfectamente indentificado, con una chapa y/o con un microchip, sobre todo si aún no conoce la zona.
En todo caso, ármate de paciencia. Sabemos que los traslados son situaciones estresantes para todos, pero con un poco de planificación y paciencia, todo es más sencillo.