Cuando empiezan a alargar los días, en primavera, generalmente las gatas entran en celo. Suele suceder a partir de los 6 o 9 meses aunque a algunas gatas se les puede adelantar, así que muchas veces a los dueños nos pilla desprevenidos.
Durante el celo, la necesidad de las gatas por procrear es tan grande que muchas veces se escapan de casa para hacer incursiones nocturnas, e incluso la gata puede desaparecer durante un par de días. Y si la gata no está esterilizada, tiene bastantes posibilidades de volver embarazada.
Los primeros síntomas de que la gata está preñada suelen ser que está más mimosa, puede sentir náuseas, sus pezones le están cambiando de color, y le ves que va cogiendo más peso. Ten en cuenta que el proceso de embarazo de la gata es de 60-65 días, y que en esos dos meses es capaz de desarrollar de una a cinco crías.
Si sospechas que tu gata está preñada, un control por parte del veterinario puede ayudarte a confirmarlo y a controlar que todo está yendo según lo previsto.
Las gatas son mucho más autosuficientes en sus procesos biológicos que los humanos, y tanto el embarazo como el proceso de parto es algo que pueden gestionar por sí mismas, pero puedes ayudarle a que todo vaya bien, que esté lo más cómoda posible y a que no le pase factura en su salud a posteriori.
Consejos para ayudar a tu gata preñada:
- Cambia la alimentación de la gata preñada. Las gatas preñadas tienen necesidades nutricionales superiores a las necesidades medias de un gato adulto, y a la vez tiene reducida su capacidad estomacal, por lo que precisan una comida más energética. Lo más recomendable es la alimentación para cachorros, que está más concentrada y es muy fácil de digerir. Esta alimentación debe mantenerse durante la lactancia hasta que los gatitos se alimenten por si solos. Busca un pienso Super Premium que complete todas sus necesidades.
- Cuando se vaya acercando el momento del parto, ayúdale a que haga su nido, y que tenga un buen lugar para parir. Coloca una caja con toallas en un rincón en el que se encuentra cómoda, que no sea un lugar de paso, sino un lugar más apartado que pueda quedar en penunmbra. Llegado el momento del parto, deberá tener cerca agua y comida.
- No permitas a tu gata que salga al jardín o que ronde por la calle si crees que el momento del parto está cerca, no es recomendable que de a luz en la calle, es mejor que lo haga en casa, en un lugar en el que se sienta protegida y que esté a salvo de otros animales como perros o ratas.
- Nunca es pronto para empezar a buscar un hogar para los gatitos. Aunque no se separarán de la madre durante las primeras semanas, si los futuros dueños son personas cercanas a ti sin duda disfrutarán viendo el desarrollo del gatito desde su nacimiento, eso sí, a cierta distancia y sin interferir en la crianza.
En el momento del parto, hay que dejar hacer a la gata, pero estar atentos por si nuestra ayuda puede ser necesaria. Hay que vigilar especialmente:
- Que la gata quita la bolsa de todas sus crías. Si con alguna no lo hace, la puedes quitar tú suavemente con una toalla.
- Que expulse la placenta (puede que la gata se la coma, pero no es necesario). Recuerda que debería expulsar una placenta por cada gatito.
- Que la gata quita el cordón a cada una de las crías. Si no lo hace, lo podremos hacer nosotros con un alfiler esterilizado.
Si el trabajo del parto se detiene, es decir, si empieza a tener contracciones y no acaba de parir, o si pensamos que ha quedado dentro alguna de las crías, o si no ha expulsado la placenta, hay que llamar al veterinario.
Consejos para ayudar a la gata tras el parto:
- Ese nido que hemos ayudado a hacer a la gata le va a servir también para criar y amamantar a sus crías, así que tendrá que tener accesible siempre comida y agua fresca.
- Déjale cierta distancia, sobre todo cuando amamanta a las crías. Ella se encarga de su higiene y de su alimentación, y solo debes actuar si ves que no les está alimentando, o hay alguno que se está quedando atrás.
- Vigila en lo posible los pezones de la gata, especialmente si ves alguno más rojizo e hinchado, o ves que de pronto está rechazando a sus gatitos.
- Deberías cambiar las toallas de vez en cuando, quizá no todas a la vez, pero si de forma periódica. Ten cuidado cuando lo hagas, porque la gata va a proteger a sus crías por encima de todo.
- Comprueba la temperatura de tu gata los días posteriores una vez al día. Si sube a 40 o más, quizá tenga una infección y deberías avisar al veterinario.
- En todo caso, un veterinario debería echar un vistazo tanto a la gata como a los gatitos en los días siguientes al parto para vigilar que todo está bien y aclarar todas tus dudas.