Sofás y cortinas arañadas, alfombras destrozadas, jerseys deshilachados… ¿Tu gato es de los que se dedican a destrozar tus cosas favoritas? Tenemos una noticia buena y otra mala: la mala es que no vas a conseguir que deje de arañar. La buena es que con un poco de paciencia y siguiendo estos consejos, puedes conseguir que se acostumbre a arañar lo que tú quieras, no lo que se le ponga por delante.
Rascarse es un instinto normal para tu gato que no deberías intentar prohibirle, entre otras cosas porque no lo vas a conseguir. Es posible que necesite limpiarse o limar sus garras, o simplemente dejar su olor, y eso es algo que deberías permitirle. Por eso lo primero es observar cómo, cuándo y qué araña tu gato, para ver sus preferencias y costumbres.
Busca los objetos que habitualmente araña y que quieres que deje de tocar, como alfombras, cortinas, muebles, etc. y coloca sobre estos material con texturas que no le gusten, (como papel de lija, papel de aluminio, cinta adhesiva de doble cara) o con olores que aborrezcan (por ejemplo, frotando un poco de menta o de piel de limón).
Por otro lado, si no lo tienes ya, consigue un rascador, una mantita de lana con textura rugosa, o algo que sepas que le encanta arañar, y colócaselo en su zona: un cuaderno o unos cartoncitos, un trozo de rama de árbol (asegúrate de que no lleva pesticidas).
La idea es regañar de forma suave y contundente cuando araña o rasca un objeto «prohibido» y premiarle cuando lo hace en un objeto permitido. Ten en cuenta que los gatos de interior no suelen desgastar sus uñas tan rápido como los de exterior, y es posible que tengas que acudir al veterinario para que se las recorte.
En todo caso, aunque es una costumbre que ha estado bastante extendida, quitarle las uñas completamente no es la solución, y es algo que desaconsejamos encarecidamente.