
Los síntomas son bastante claros: cuando intuye que te vas a ir (coger llaves, poner chaqueta…) empieza a perseguirte por toda la casa, llorar, ladrar y, en definitiva, muestra un claro nerviosismo ante tu partida.
Una vez que sales, se queda pegado a la puerta, arañando, llorando, ladrando o moviéndose inquieto de un lado a otro de la casa. Muchas veces destrozan y muerden cosas. En algunos casos llegan a hacer sus necesidades dentro de casa aún estando perfectamente entrenados para hacerlo fuera.
Quedarte permanentemente en casa o minimizar tus salidas desde luego no es la solución. La principal herramienta para atajarlo es la rutina.
La ansiedad se produce porque tu peludo no es capaz de entender tu necesidad de ausentarte X horas al día y su estrés se produce por la inquietud de no saber si volverás o no. Por eso, la manera de solucionar este problema es haciendo que tu peludo entienda, a base de una rutina lo más estable posible, que cada día te vas a ir pero que siempre vas a volver por lo que no debe preocuparse.
Para empezar, aún estando en casa incluso confinados o teletrabajando, es importante pasar tiempo separados, por muy agradable que nos resulte su compañía, se trata de facilitar la futura e irremediable separación.
Si tienes jardín o patio puedes hacer que pase ratos fuera o sino en otras partes de la casa, pero es importante que aprenda a estar solo y disfrute de este momento. Es fundamental que tu perro tenga su espacio personal (cama, transportin…) y se acostumbre a estar en él para que vea que no hay nada malo.
Lo ideal sería que te ausentaras poco tiempo inicialemente de forma que vaya siendo consciente de que te vas pero siempre vuelves. Después, puedes ir aumentando poco a poco el tiempo que pasas fuera de casa e ir estableciendo una rutina que acabe con su inseguridad y adquiera la confianza necesaria para que no sentirse abandonado cada vez que sales por la puerta.
Además, ir a dar un buen paseo poco antes de irte es una muy buena forma de ayudar a que se canse y esté más tranquilo durante tu ausencia posterior. También es importante que le prepares un lugar cómodo en donde pueda sentirse tranquilo durante tu ausencia. Puede ayudar dejarle en su cama una manta o prenda con tu olor o dejar encendida la tv o la radio.
Utiliza juguetes interactivos que escondan comida en su interior u oculta comida por la casa en lugares de su acceso para que se entretenga y olvide de que no estás. Los snacks son otra gran herramienta ya que puedes utilizar algunos como nuestro trenzado vacuno o la gominola de ternera que duros en su estado normal se van ablandando gracias a la masticación y salivado por lo que proporcionarán una distracción duradera perfecta para tu peludo. Recuerda: un perro cansado tiene menos energía mental para preocupaciones.
Evita las despedidas largas y con un largo ritual de besos y abrazos ya que pueden anticipar su estrés. Es mejor que te vayas tranquilamente, sin decirle nada. Y lo mismo a la vuelta: salúdalo cuando esté tranquilo y no lo hagas con mucha efusividad. Ante todo, tienes que intentar normalizar la situación y no darle tanta importancia para que tu peludo haga lo mismo.
En cualquier caso, si ves que el problema persiste, es importante consultar a su veterinario o a un entrenador canino ya que pueden darte recomendaciones adaptadas a tu caso particular.