Son muchas las mujeres que comentan que su perro o gato fue consciente de su embarazo incluso antes de que ellas mismas lo supieran, cambiando su actitud con ellas y volviéndose más atentos y cariñosos. Aunque no hay ningún estudio científico que lo avale o confirme, es posible que así sea.
Todos conocemos la enorme sensibilidad olfativa de los perros que les permiten percibir olores imposibles de captar para nosotros pudiendo, por ejemplo, detectar drogas en lugares inverosímiles o rastrear personas a kilómetros con sólo un breve olfateo a una prenda suya.
Lo mismo podría pasar con el embarazo durante el cual la actividad hormonal cambia mucho y desde el principio, lo que lleva a un cambio en el olor corporal de la mujer gestante, imperceptible para nosotros pero quizá sí para ellos.
Esta es una de las posiblidades pero además, si tienes un compañero peludo, habrás comprobado ya que son muy sensibles también a nuestro estado de ánimo, y suelen acercarse a nosotros e intentar consolarnos, por ejemplo, cuando estamos tristes o si estamos enfermos.
Si bien el embarazo es un estado fisiológico y no una enfermedad, es cierto que muchas veces la mujer embarazada puede estar más ansiosa, nerviosa, triste o preocupada. Cambiando ya no solo su actitud, si no también su forma de moverse, sentarse y estilo de vida y esto puede traducirse en un incremento de atenciones perrunas y gatunas, al sentirse preocupados por ella.
Obviamente hay animales mucho más empáticos y perceptivos que otros y, mientras algunos acompañarán a la mujer gestante día y noche, otros parecerán completamente indiferentes.
¿Y qué pasa con los gatos?
Además de percibir el cambio de olor, el estado de ánimo y los cambios en su entorno (a los que ellos son especialmente sensibles), es posible que noten el pequeño aumento de temperatura que se produce en una mujer embarazada, buscando pasar más tiempo acurrucados junto a ella. Algunas embarazadas aseguran que su gato, previamente más arisco, se volvió más atento durante el embarazo, ronroneando y restregándose contra ella y su vientre.
Es importante tener en cuenta que, sobre todo en el caso de los gatos pero también algunos perros, mientras algunos aumentan su cariño y afecto, otros reaccionan de manera contraria, manteniendo las distancias, volvéndose ariscos o incluso escapándose.
Esto no sólo se debe a ese nuevo olor y actitud sino por los cambios que se pueden producir en casa como nuevos muebles y objetos por todas partes, reformas de habitaciones, visitas…
Como todo, en estos casos es importante tomárselo con calma y paciencia, tener con ellos una dosis extra de afecto, siempre hacerlos partícipes de todos los momentos e introducir los cambios poco a poco en la medida de lo posible.