Se acerca el final del verano y con él, vuelve la rutina.
Desde luego, volver de las vacaciones y cambiar el chip no es fácil para nadie y ¡tampoco lo es para tu perro o gato!
Es frecuente pensar que este cambio a ellos no le afecta ya que no tienen que volver a la oficina y pueden pasarse el día en casa descansando. Sin embargo, debes saber que para tu perro o gato este momento también es duro, pues durante un tiempo se ha acostumbrado a tener tu presencia constante y tu vuelta al trabajo provoca que, de golpe, pase más tiempo solo.
Con la vuelta a la rutina, los paseos y salidas tienden a ser menos frecuentes y más cortos y el día a día compartido da paso a la soledad durante horas. Es por eso que, si no actuas correctamente, este cambio puede dar lugar a trastornos del comportamiento tales como:
- Síntomas de ansiedad por separación: Comportamiento destructivo cuando se queda sólo (sobre todo rascar puertas y superficies), intento de huída, hacer sus necesidades en casa cuando lo controlaba perfectamente, ladrar excesivamente, aullidos y lloros e incluso vómitos, diarrea o auto-lesiones.
- Hiperactividad: La reducción repentina de la rutina de paseos largos, playa, monte, piscina y en general ejercicio puede pasar factura provocando un exceso de energía sin gastar e hiperactividad.
- Pérdida de apetito
Con el fin de minimizar los daños y evitar esta situación, es fundamental tener en cuenta que nuestros peludos son animales de costumbres y horarios, por lo que lo mejor es intentar que los cambios sean lo más paulatinamente posible, y lógicamente, siempre desde el cariño y la paciencia:
Mantén rutinas
Para que no pierda costumbre y sufra con el cambio, intenta mantener unos horarios de comidas y paseos similares. Obviamente no se trata de que tengas un horario exacto y estricto, la idea es que crees una rutina que vaya acorde a vuestro ritmo y estilo de vida de forma que, aunque vuelvas al trabajo, siempre tengáis una serie de costumbres marcadas. Por ejemplo, que salgáis a dar un paseo antes de ir a trabajar ayudará a que vuelva cansado a casa y gaste energía. Lo mismo una vez vuelvas a casa.
Haz un cambio progresivo días antes
Igual que a ti te cuesta pasar de la playa al trabajo de un día para otro, a tu peludo le resultará más duro también si lo haces de golpe. Por eso, comienza el cambio poco a poco y en los días-semanas previos. Para eso, que vayas reduciendo el tiempo de salidas y paseos para que se vayan pareciendo más a la rutina laboral habitual ayudará.
Lo mismo con tu presencia; si los días previos a cambiar la rutina sigues estando con él 24 horas, el día que vayas a trabajar será un cambio muy brusco. Es muy útil ir introduciendo el cambio dejándolo solo de vez en cuando, por poco tiempo e ir aumentando la duración de estos momentos a solas paulatinamente. Déjalo solo primero diez minutos, luego media hora, después una hora y aumenta la duración de estas salidas sin él poco a poco. Si no haces este proceso y de golpe te vas 8 horas, es mucho más probable que aparezcan los síntomas de ansiedad por sepración y estrés.
Enriquecimiento ambiental
Si a la rutina y a los horarios le sumas un enriquecimiento ambiental correcto, conseguirás que tu peludo se entretenga en tu ausencia y se olvide de que está solo. Para eso, utiliza juegos de inteligencia y olfateo como alfombras olfativas o jueguetes tipo kong con los que se relajará, se entretendrá y las horas pasaran más rápido. En el caso de los gatos, la mejor forma de enriquecer el ambiente y mantenerlos activos es incluyendo castillos, rascadores, zonas en altura y juguetes que puedan cazar y perseguir.
En definitiva, si abarcas el cambio con calma, paciencia y sobre todo comprensión de la situación y posibles efectos, tu peludo podrá re-adaptarse sin problema en pocos días o semanas a la nueva rutina.