Con el buen tiempo hay muchas personas que se animan a salir a dar largos paseos por el campo o el monte mucho más que en otras estaciones, y es que las buenas temperaturas invitan a pasar el día fuera de casa.

Igual que nosotros nos preparamos eligiendo un calzado adecuado, nuestro perro también necesita preparar sus patas, que están acostumbradas al asfalto, la madera, la moqueta, o la hierba bien cuidada de un parque.Los peligros con los que se encuentran las almohadillas de nuestros perros en verano son fundamentalmente dos:

1. Las quemaduras con asfalto o arena a altas temperaturas. Para evitarlo solo hay un par de consejos basados en el sentido común: sal con tu perro cuando no haga tanto sol (o manteneos a la sombra) y evita superficies que retienen el calor (trata de frecuentar la hierba, mucho más fresquita)

2. Las salidas al campo y al monte. Ten en cuenta que se va a encontrar suelos con desniveles e irregularidades, piedras, ramas e incluso espinas o pequeños animales que pueden quedar adheridos a sus almohadillas.

Las almohadillas suelen ser las que más sufren con los terrenos irregulares, ya que se encargan de soportar la presión y el peso del cuerpo sobre el suelo. Las almohadillas, que también les ayudan a mantener el equilibrio, tienen una piel resistente preparada  para resistir las irregularidades del suelo, pero puede pasar que estas se lleguen a estar secas o agrietadas, e incluso con llagas y heridas, y es algo que debemos evitar.

Antes de las primeras salidas

Es bueno acostumbrar al animal durante todo el año a combinar diferentes firmes: arena, tierra, asfalto, hierba, etc. En días de mucho calor, como hemos comentado, hay que tener un cuidado con los suelos calientes (¡cuidado con la arena!), y en invierno con la nieve, que puede quemar la piel de las almohadillas.

Ten en cuenta que las almohadillas de las patas se van curtiendo poco a poco, y si no está acostumbrado y le das una caminata por terreno pedregoso, o directamente le sacas a dar un paseo por una carretera al sol, seguramente va a acabar con heridas o grietas, pero si vas aumentando las distancias poco a poco, también sus patas se irán “poniendo en forma” casi sin daros cuenta.

Si notas que tiene la piel reseca, puedes utilizar una crema hidratante especial (consulta al veterinario sobre cuál puede ser la más adecuada), hay algunas que nutren y también reparan, pero quizá lo más importante sea una higiene adecuada.

Tras una larga caminata por el campo

Después de cada salida, revisa bien tanto las almohadillas como los espacios entre los dedos y elimina los restos que hayan podido quedar: alguna ramita, arenilla o incluso alguna espina. También puedes recortar, con muchísimo cuidado, los pelos que sobresalen.

Si ves alguna grieta o herida, lo mejor es acudir al veterinario para que revise la gravedad de la lesión y en caso necesario, te indique una solución cicatrizante. Eso sí, si le das una crema de tratamiento tendrás que tener cuidado para que no la lama, algunos dueños les ponen unos calcetines para evitarlo.

En caso necesario, si tiene mucha tendencia a hacerse grietas o heridas, se puede optar por elegir un calzado específico, especialmente para caminar en superficies muy abrasivas o  calientes. Aunque al principio les cuesta acostumbrarse, hay perros (y humanos) que están encantados con su utilidad y ayuda. 

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